miércoles, 9 de septiembre de 2015

Grow old with me

Para empezar con el pie derecho voy a colocar esta historia tan especial para mi, ya que fue la primera que me anime a publicar. Está basada en una canción muy, muy hermosa de uno de mis cantantes favoritos Tom Odell. Bill y Tom fueron lo primero que se me vino a la mente la primera vez que la escuché y más aún cuando comprendí todo lo que envolvían sus letras.

Capítulo único.


Sus pies descalzos se deslizan, es la primera vez que mira hacia abajo desde esa altura y de pronto siente ganas de arrepentirse. Es más alto de lo que imaginaba y quisiera poder dar marcha atrás, pero la mano de su hermano está aferrada a la suya buscando la seguridad y confianza que necesita para dar el último paso. No es momento para ser cobarde, piensa. Respira profundo tres veces y decide que va a hacerlo, que será lo suficientemente valiente para  lograrlo y que esta será la cosa más arriesgada que haya hecho en sus doce años de vida, que les contará a sus amigos en el colegio y que, por supuesto, lo lograría con su hermano.
Ambos miran por última vez al otro y es como si sus mentes fueran una sola que cuenta hasta tres y ambos saltan al mismo tiempo. A unos metros de tocar el agua sus manos se sueltan y sus cuerpos chocan contra el agua segundos después. Por un instante Tom siente que no podrá nadar a la superficie si Bill no lo hace junto a él, hombro contra hombro. Abre los ojos entre las miles de burbujas que rodean su cuerpo y logra ver a su hermano agitando brazos y piernas para elevarse. Tom hace lo mismo y ambos exhalan al salir del agua. Definitivamente tienen que hacerlo de nuevo.

Son las seis de la tarde y ambos están en la parte trasera de la camioneta de su padre. Demasiado cansados como para hablar, una sonrisa se dibuja en sus labios. La cabeza de Bill se recarga lentamente en el hombro de Tom mientras intenta que sus párpados no se cierren, pero termina por quedarse dormido.

I can feel you breathing
with your hair on my skin
as we lie here within
the night

"¡Casi caigo del escenario por tu culpa Georg, grandísimo idiota!” romper algo era lo único que ocupaba su mente en ese preciso momento. Una botella de agua vacía fue su víctima elegida, la apachurro, retorció y torturo hasta que no hubo manera de saber la forma que tenía antes de caer en las manos del vocalista. “Si me pierden no encontraran un cantante tan talentoso y guapo como yo y entonces sufrirán las consecuencias de no valorarme ahora”
El tropiezo no había sido tan escandaloso como Bill decía. Él había caminado del centro del escenario hasta el extremo derecho, donde Georg tocaba su instrumento con los ojos ligeramente cerrados en parte porque estaba muy concentrado, y en parte por el sudor que resbalaba de su frente casi nublándole la vista. El castaño se giró sin notar que Bill estaba a escasos veinte centímetros de él, golpeándole la espalda con su bajo y haciéndolo tambalear entre el final del escenario y las chicas de la primera fila.

“Sentí que moría” dijo finalmente Bill, más tranquilo. En ese punto, nadie sabía si estaba bromeando o simplemente estaba exagerando, pero Tom soltó una risilla y todos supieron que el problema ya había pasado.

Dejaron el recinto dos horas después de que el concierto hubiera terminado. Subieron a una camioneta, con Georg y Gustav en el asiento de en medio y los gemelos en el de atrás. Tom buscó la mano de Bill cuando se dio cuenta que sus compañeros de banda cabeceaban exhaustos y estaban más dormidos que despiertos. Bill dejó que Tom acariciara su muñeca con el dedo pulgar por un par de segundos, pero luego retiro la mano como si el contacto de Tom le hubiera transmitido una corriente eléctrica. Era como sí el pelinegro hubiera recordado que estaba enfadado con Tom y el de rastas creía saber por qué.
“No me miraste, Tom. Ni por un segundo,” estaban en Berlín, acababan de dar el concierto número dieciséis de su tour. In Die Nacht era la canción dieciséis del setlist y había sido la dieciseisava vez que Tom no miraba a Bill cuando le cantaba la canción que había escrito para él. Tom no quería pedir perdón –ya serían 16 veces- pero realmente no sabía cómo justificar el hecho de que no podía mirar a Bill en el escenario. O mejor dicho, no sabía cómo decir que le daba miedo.

“Bill, sé que la canción es especial y todo pero sabes que si me distraigo un momento…” Y vaya que Bill era una distracción para Tom.
“No digas…” Bill interrumpiendo a Tom sólo podía ser señal de que discutirían, así que Tom pensó que tenía que decir la verdad, que Bill después de todo era su hermano gemelo y podía plenamente confiar en él.

“Te ves… genial, ¿sabes? Con tu ropa de escenario y tu cabello. Y no puedo manejarlo, mucho menos cuando estás cantándome la letra, cuando yo conozco perfectamente su verdadero significado” Después de decirlo se sienta al filo de la cama con su corazón latiendo como si acabará de correr un maratón.
Por un momento parece que Bill se irá enfadado a la habitación de hotel que le han asignado pero que no ocupará porque él no duerme solo, porque en sus casi dieciocho años nunca lo ha hecho y no piensa hacerlo ahora.

La espalda de Tom choca con el colchón y revota unos milímetros. Bill lo ha derribado, abrazando su cuello y escondiendo su rostro en el hueco entre su hombro y su oreja. Su boca está tan cerca de la piel de su gemelo que este puede sentir sus labios formando una sonrisa, “te la voy a pasar hoy porque has dicho que me veo impactante en el escenario”
“Yo he dicho que te ves genial”

“Es la misma cosa” Bill recarga todo su peso en su antebrazo y eleva su cabeza para poder mirar a Tom, “pero tienes que prometerme que intentaras mirarme, con una sola vez que lo hagas me conformaré”.


“Lo prometo”
Bill nunca duerme sólo. Y esa noche no es la excepción.

I'll pull the sheets
When it's cold on your feet
'Cuz you'll fall back to sleep
Every time

Cuando Tom Kaulitz hace una promesa, la cumple. El resto del tour intentó –lo mejor que pudo- mirar a Bill durante In die nacht y, a pesar de ciertos accidentes con las notas desafinadas de su guitarra, lo logró.
Y así, Tom cumplió la promesa que le había hecho a Bill hace 15 años y rentó un parque de diversiones solo para ellos. Y algunos más.

Bill no recordaba tal promesa, pero estuvo inmensamente feliz de que Tom organizara semejante celebración para su cumpleaños número veinte. La fiesta de los dieciocho había sido épica, pero sabía que esto lo superaría con creces.
Gustav, a diferencia de Georg, parecía tener un estomago de acero y podía subirse doce veces seguidas a cualquier juego mecánico, mientras el castaño pudo hacerlo una vez antes de sentir ganas de vomitar y decidió solo mirar.  Tom y Bill resistían incluso más que Gustav. Ambos estaban de verdad disfrutando su cumpleaños.

“Ojalá pararán de subirse a esas cosas del diablo” bromeó Georg, mientras caminaban. Se detuvieron frente a una barra, donde un chico extendió copas con champagne.
Bill y Tom chocaron sus copas. No hubo palabras, pero sus miradas podían decirlo todo.

Grow old with me
Let us share what we see
And, oh, the best it could be
Just you and I

“¿Entiendes lo que es no?” Mudarse a Los Angeles había sido un gran cambio para ambos. Tom apenas terminaba de acostumbrarse al idioma, a la comida, a la gente y  al –demasiado caliente- clima y ahora Bill estaba pidiéndole que cambiara su cuerpo libre de tinta y se hiciera un twin tattoo.
“Será pequeño y no dolerá, lo prometo” Bill estaba dispuesto a arrodillarse si era necesario, aunque sabía que terminaría convenciendo a su hermano sin necesidad de hacerlo. “¿Por favor?” los besos eran una herramienta que usaba constantemente. Con el tiempo y la práctica, Bill había memorizado los puntos en donde funcionaban mejor y sabía que no podían fallar.

“He dicho que no” Su hermano se levantó y dejó la habitación. Bill supo entonces que no lograría convencer a su hermano de marcar su cuerpo para siempre así como lo había hecho él algunas veces.

 
“Y… ¿qué cosa se supone que voy a poner en mi cuerpo para todo el resto de mi vida, tu cara?” Tom movía su pierna de arriba abajo y frotaba sus manos muy rápido, como siempre suele hacer cuando se encuentra muy nervioso.
“Ajá. Y yo me tatuaré la tuya” la mano de Bill intentó detener el movimiento de la pierna de Tom.

“Que gracioso eres. Dímelo ya”
“Lo sabrás cuando esté en proceso, no arruines la sorpresa”

“No quiero que sea algo ridículo” dijo Tom, extendiéndose en la silla de espera de aquel estudio de tatuajes en el que, no sabía cómo, se encontraba.
“No lo será…”

Después de unas horas, Tom no dejaba de mirar aquellos números en sus nudillos; 0620, uno en cada dedo. Al principio no estaba seguro de que significaba, pero luego confirmo sus sospechas al ver el 0630 en la mano de Bill. Eran sus respectivas horas de nacimiento.

And our hands they might age
And our bodies will change
But we'll still be the same
As we are

Tom era feliz con sus cuatro grandiosos perros. Eran como sus hijos. Habían estado con él cuando sus rastas rubias pasaron a ser trenzas negras  e incluso había llevado a dos de ellos en el último tour que Tokio hotel había hecho antes de tomar un descanso. Pero ahora, con la reciente muerte de dos de ellos, le parecía sumamente difícil añadir uno más a la familia.
Pero Bill es más terco que una cabra y al día siguiente un pequeño cachorro de pelaje marrón estaba dormido junto a sus otras dos mascotas en el patio trasero de su casa.

Bill estaba en la sala, un poco enfadado con Tom por haberse negado en un principio a traer un nuevo integrante a la familia. De pronto escucho una melodía conocida proveniente del piso de arriba…
“¿Aún estás enojado?” preguntó Bill, recargado en el marco de la puerta de la única habitación que era ocupada en esa casa, con los brazos cruzados en su pecho y dispuesto a defender al inocente cachorro del rechazo de Tom.

“Nunca estuve enojado. Y la pequeña bola de pelo es muy bonita,” Tom detuvo el sonido de su guitarra y miró a su hermano, invitándolo a pasar y sentarse a su lado en la cama, “Además, no podría tocar nuestra canción si estuviera enojado contigo”.
Bill cerró la distancia entre ellos. Sus labios conocían los de Tom a la perfección, se habían besado incontables veces en sus veintidós años y parecía que nunca se cansarían de hacerlo. Porque habían venido al mundo juntos y seguramente se irían igual.

We'll still sing our song
When our hair ain't so blonde
And our children have sung
We were right

They'll sing
Grow old with me
Let us share what we see
And, oh, the best it could be
Just you and I

Tom sabía que fingir una relación con una chica iba a afectar su relación no fingida con Bill, pero jamás se imaginó que lo haría en esa magnitud. Ambos eran adultos y tenían una vida aparte en la que sólo eran hermanos a la vista de todos. Tenían bastantes amigos, casi todos en común, pero había uno que a Tom le agradaba tanto como meter los dedos en una caja de clavos: Alex.
Al principio, Alex era solo un tipo más en su círculo de amigos americanos. Su rostro no reflejaba lo divertida de su personalidad y sus gestos, a veces toscos, lo hacían parecer un buen hombre.  A Tom no le agradaba ni le molestaba, simplemente le era completamente indiferente. Hasta que Alex comenzó a pasar más tiempo con Bill. Hasta que Alex miraba a Bill, tocaba a Bill, reía con Bill, salía con Bill y Bill disfrutaba de su compañía, y no pretendía pasarla bien ni fingía sus sonoras risas.

Tom intentó ponerse en los zapatos de Bill. Pensó que tal vez ese nudo que sentía en el estómago cuando veía su pequeño hermano pasándola genial con Alex, era el mismo nudo que sentía Bill cada vez que él salía con Ria. Que tal vez Bill buscaba en Alex lo que ya no podía encontrar en Tom. La gran diferencia era que Tom, lejos de disfrutar la compañía de la mujer, le incomodaba.


“¿Vas a salir con Alex de nuevo?” Bill se miraba al espejo, examinándose desde las puntas de los pies hasta el corto cabello castaño que comenzaba a crecer.
“Con Alex y otros de sus amigos”

“Ah” Tom se contuvo. Quería decirle tantas cosas a su hermano. Quería pedirle que se quedara, que vieran películas hasta quedarse dormidos o que hicieran cualquier cosa, pero juntos. “De verdad te gusta pasar tiempo con él, ¿verdad?”
Los siguientes segundos la habitación se llenó de un pesado silencio. Tom no sabía si eso quería decir ‘si, adoro pasar tiempo con Alex en vez de pasarlo contigo’.

“Bueno… nos hemos vuelto muy buenos amigos” Bill se encogió de hombros. El cerebro de Tom analizaba la frase, buscando algún mensaje subliminal. Y su mente, y sus celos, y su miedo a perder lo que más quería, lo encontraron.
“Quieres decir… solo amigos, ¿no? Nada más que amigos, ¿verdad?”

“¿Qué insinúas, Tom?” Y ahí estaba. El momento perfecto para que Tom aclarara sus dudas de una vez por todas. Estaban frente a frente, mirándose a los ojos y Tom era incapaz de adivinar lo que Bill estaba pensando, porque después de 23 años esa habilidad estaba algo desgastada.
“Yo…” Tom suspiró, “Yo quiero saber si aún me amas. Porque si no es así, no quiero que sientas que tienes que estar atado a mi” Su voz era una mezcla de sentimientos, esperaba una respuesta.

“Estás completamente loco, si en serio crees que te cambiaría por alguien.” Bill se detuvó un momento, bajando la mirada. Luego, levantó la cara. Sus ojos cristalinos por algunas lágrimas traicioneras que comenzaban a formarse. “No te cambiaría por nadie en este maldito planeta, en especial por Alex. Primero, porque Alex tiene una novia, próximamente esposa, a la que ama demasiado. Y segundo, porque yo tengo un novio, que además es mi hermano y al que también amo demasiado. Por el que daría todo lo que tengo y todo lo que soy. Así que jamás, Tom Kaulitz, nunca jamás, pienses que te abandonaría o que dejaría de amarte. Porque es más probable que en este momento me golpee júpiter antes que alejarme de ti. ¿Me has escuchado?”

Ambos sonrieron.
“Entonces quédate” dijo Tom, tomando la mano de Bill. Rozando las puntas de sus dedos y avanzando hasta apretar su muñeca y jalarlo hacia él.

El abrazo se ha prolongado y Bill ha decidido que hoy no será uno de sus días en los que salga con sus amigos. En cambio, se ha quedado en casa, con Tom. Ambos están en la cama, Bill siente a Tom deslizarse dentro de él, lo siente tocando sus muslos, besando su cuello, y está completamente orgulloso de la decisión que ha tomado.

And the hairs they stand up
And my feet start to thump
Yeah, the feeling is dreaming
Around

You'll be the one
Make me hurt, make me come
Make me feel like I'm real
And alive

“Sabes que quiero estar contigo hasta mi muerte, ¿verdad?” Lado a lado en la cama, Tom cubre el cuerpo de Bill y el suyo con una sábana.
Porque no importa cuántos años pasen, Bill nunca duerme solo.

Grow old with me
Let us share what we see
And, oh, the best it could be

Just you and I

 

 
                                                          Grow old with me - Tom Odell

 
Larissa C.B.

6 comentarios:

  1. ¡Soy muy feliz!!! Es hermoso que por fin te animaras Lari porque de verdad que escribes tan bonito <3 Ya quiero leer más. Por lo pronto te digo que Grow old with me es... bueno, ya sabes que me gusta muchisisimo.

    Aquí voy a estar leyendo cada palabra que publiques :D

    Te quiero.

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    1. Tú y otras personas muy especiales para mi me impulsaron a hacerlo. Muchas gracias por estar siempre ahí!

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  2. Hola, que bonito one shot, me provocó mucha ternura, siento que a mi vida le hacia falta algo como esto, gracias <3

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    1. Me alegro tanto de que te haya gustado, mil gracias por leer y comentar <3

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  3. Lo ame en toda la extensión de la palabra, fue tan tierno. ❤

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    1. Que bueno que te gustó :) Muchas gracias por leer y comentar <3

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