miércoles, 16 de septiembre de 2015

Let it go

Segundo one-shot (yeeei).
 
Esta vez es el turno de algo que no he publicado antes y de hecho es uno de los que he escrito más recientemente. La canción que lo inspiro es Let it go del magnífico James Bay, si pueden escuchar la canción mientras leen estaría genial, porque la voz de este hombre es preciosa en toda la extensión de la palabra.

Quiero hacer una mención especial para Aidmar, que hoy es su cumpleaños. Ella sabe lo mucho que significa su amistad para mi <3
*Edito: Mil gracias por el banner, Aidmar. Nunca alguien había hecho algo así por mí, de verdad que es muy importante para mi corazón. Te quiero.

 
En fin, espero que disfruten de la lectura (:


Capítulo único.
¿Quién es cualquiera para decir lo que está bien y lo que está mal? ¿Acaso no cualquier tipo de amor es correcto cuándo es real?

 





Tom mantiene los ojos cerrados como último recurso para conciliar el sueño, a pesar de que sabe perfectamente que se esfuerza en vano. Lo ha probado casi todo; leer antes de irse a la cama, ver películas en idiomas que no entiende, vasos de leche caliente, vasos de leche fría… pero nada ha funcionado. Con un total de cinco horas de sueño en tres días, ni siquiera el cansancio que lo abruma durante el día lo hace caer dormido en algún punto de la noche.

Las manecillas de su reloj despertador suenan demasiado fuerte o quizá solo sea la ausencia de algún otro ruido. Evita mirar la hora, pero se imagina que son más o menos las dos y media de la mañana. En su mente no puede hacer otra cosa que rogarle a un Dios en el cual usualmente no cree para que le regale un poco de descanso.

La puerta de su recámara se abre lentamente, permitiendo a una delgada silueta adentrarse a la habitación. Su hermano da pequeños pasos, con los pies descalzos, haciendo apenas ruido al pisar el piso alfombrado. Cuando llega a su cama, Bill levanta el edredón y se escabulle a espaldas de Tom con mucho cuidado para evitar despertarlo. Tom se queda quieto mientras finge que está dormido sólo porque tiene curiosidad por saber qué hará su gemelo después.

Bill invadiendo su cama en mitad de la noche no es algo nuevo. De hecho era bastante común cuando eran más jóvenes y Bill pensaba que cualquier ruido que escuchaba durante la noche era algún monstruo comeniños que venía por él por no haber comido todos sus vegetales. Pero ahora eran muy grandes para creer en monstruos. Tom sospechaba cuáles eran las intenciones de Bill, ya que todo había dado un giro brutal en su relación hacía unos días.

From walking home and talking loads
To seeing shows in evening clothes with you
From nervous touch and getting drunk
To staying up and waking up with you

 Tom y Georg se habían conocido por casualidad en el club de música del colegio. Georg tocaba el bajo, el otro la guitarra y ambos cantaban fatal, así que la profesora los había acomodado al costado del salón para que practicaran juntos. No habían congeniado mucho al inicio porque Georg era mayor que Tom y ninguno de los dos sabía muy bien cómo empezar una conversación. Pero una vez que Georg le habló a Tom sobre un lugar dónde podía comprar alcohol sin tener que mostrar una identificación, la amistad surgió sola.

Ahora, cinco años después, Georg era el mejor amigo de Tom y estaba por cumplir veinte años. Y a pesar de que habían compartido borracheras incluso cuando ninguno de los dos tenía la edad suficiente para beber, Tom y Georg se habían prometido que celebrarían hasta quedar inconscientes.

—¿Seguro que a tu madre no le molestará que nos embriaguemos en su sala? — Georg tiró del carrito de supermecado y las botellas chocaron entre si.

—No, está bastante triste porque tuvo otra cita desastrosa con algún tipo que conoció en el trabajo.

—Bueno, no es que me alegre porque la vida amorosa de tu madre vaya tan mal pero… si, tú sabes. —Tom se encogió de hombros, buscando entre los estantes un cartón de jugo de uva.

—Es para Bill. — aclaró mientras ponía el jugo entre todas las botellas.

 

A la noche, la sala de la familia Kaulitz se había convertido en zona de guerra: los sofás eran ocupados por parejas hambrientas que fusionaban sus bocas como si se les fuera la vida en ello, la alfombra estaba empapada de bebidas derramadas y la música estruendosa hacía vibrar los vidrios de la alacena. La escasa luz hacía difícil para Tom la tarea de reconocer a la gente que estaba en su casa y la cantidad de alcohol en su sangre empeoraba su ceguera.

Eran casi las tres de la mañana cuando sucedió. Tom no había visto a su hermano en los últimos diez minutos y había comenzado a preocuparse. El chico de rastas había creído que su hermano permanecería encerrado en su habitación pues no era conocido por tener muchos amigos en la escuela, pero lo había visto bajar y escabullirse a la cocina. Vigiló la puerta esperando a que saliera, luego se distrajo un momento, espero otro rato y Bill seguía sin salir. Un cosquilleo de nerviosismo le recorrió desde la nuca hasta su espalda mientras se imaginaba lo peor.

Bill era uno de los objetivos favoritos de los abusadores de la escuela. Era una situación que había perseguido a su hermano desde siempre, incluso ahora que ellos estaban a punto de entrar a la universidad. De pronto a Tom lo inundaron imágenes de Bill siendo molestado en la cocina de su propia casa y sólo eso basto para que atravesara la habitación en segundos.

 

—Pero que tenemos aquí — Bill no se inmutó cuando escuchó la voz de la persona que más detestaba en la Tierra. Había aprendido con los años que lo que más le dolía a ese tipo de chicos chulos que solo son sobresalientes en un lugar como la preparatoria, era ser ignorados. —Bill Kaulitz en una fiesta, qué cosa más absurda.

—Esta es mi casa, genio.

—Cierto. Perdona, había olvidado que Tom es tu hermano. Es algo muy fácil de olvidar ya que Tom es un tipo cool, mientras que tú no eres más que un patético maricón.

Lo que ellos consideraban un “insulto”, para Bill no era más que una forma estúpida de querer ridiculizarlo. Continuo ignorándolo mientras tomaba ese cartón de jugo de uva que su hermano se había acordado de comprar para él. Lo había guardado en su recámara para evitar que alguien más lo bebiera pero después tuvo que bajar por hielos porque él odiaba el jugo de uva caliente. Y se había topado con la escoria en dos piernas que tenía en frente.

—Mírame cuando te hablo, maricón. — de un manotazo, Redel arrojó el envase de jugo al piso y derramó todo el contenido en el suelo de la cocina. Bill se quedó en silencio por un rato, sintiendo la ira y la frustración recorrer su cuerpo en todas direcciones a una velocidad desorbitante.

Lo siguiente que Bill recordaba era a Tom rodeándolo por la espalda y levantándolo unos centímetros del piso, tirando de él hacía atrás mientras sus piernas se elevaban en el aire lanzando patadas. A Redel le sangraba la nariz recién golpeada. Bill se la había descolocado de un solo puñetazo y si Tom no lo hubiera detenido, seguramente le hubiera golpeado otras partes del cuerpo también.

Tom logró sacar a toda la gente de su casa exactamente a las 3:22 de la mañana. Sólo Georg yacía semiconsciente en el sofá de la sala mientras él y Bill estaban en el baño, limpiando los restos de jugo de la ropa y el resto de sangre de los puños de Bill.

—¿Quién se pelea por un estúpido jugo, Bill? — Tom humedeció en alcohol otra bolita de algodón. —¿En qué diablos estabas pensando?

—Ese jugo era mío. lo compraste para . Y a ese imbécil le pareció gracioso derramarlo todo.

—Bill, no quiero que te metas en más problemas con Redel, ¿bien?

—No le tengo miedo. ¡Ay! — Tom presiono de más en los nudillos enrojecidos de Bill.

—Lo sé, pero Redel es un tipo sin escrúpulos. Si lo provocas no tendrá ninguna clase de compasión contigo y sus amigos tampoco.

Bill lo sabía. Lo había comprobado un día cuando Tom se adelantó a casa y Redel lo acorraló en una calle y lo golpeo junto con otros tres chicos. Ni siquiera lo había provocado, a Redel sólo le gustaba golpear gente al azar y Bill era su favorito simplemente porque era demasiado diferente a todo lo demás que existía en esa preparatoria. Tom no se había enterado de esa golpiza porque Bill tenía bastante práctica en técnicas para disimular el dolor. Y tampoco supo sobre las que le siguieron a esa.

—Te preocupas demasiado. Sé cuidarme sólo y la nariz rota de Redel puede probarlo.

—El problema es que no ves qué tan graves pueden ser las consecuencias de tus actos, Bill. Redel tiene antecedentes, con un carajo. Ha estado a un paso de la cárcel porque es un puto loco y créeme cuando te digo que es más que un simple brabucón.  ¿Podrías por una vez en la vida pensar antes de actuar? — Bill no sabía si su hermano estaba diciendo todo eso porque estaba algo tomado, pero en su voz notaba su enojo y su frustración.

—¿Es en serio? Tom, ese idiota me ha golpeado mil veces y hasta ahora vienes a darme un sermón sobre lo peligroso que puede ser. ¿Por qué no mejor te vas a parrandear a algún otro lado y me dejas en paz?

—¿Qué has dicho?

—¡Que te largues, que me dejes en paz! —librando el cuerpo de Tom, Bill se dirige a la puerta del baño, pero el castaño lo toma por el brazo y lo detiene con un fuerte agarre que empieza a escocer.

—¿Redel te ha pegado antes? — el menor baja la mirada y Tom interpreta el gesto como una confirmación. —¿Por qué diablos no me lo habías dicho?

—¿Para qué, Tom? ¿Qué se supone que hubieras hecho? ¡Jamás arriesgarías tu reputación en la escuela por tu hermano el maricón! No voy a ser el niño cobarde que va a los brazos de su hermano mayor para que lo proteja. ¡Soy más fuerte de lo que piensas!

—¡Claro que arriesgaría todo por ti! Eres lo que más me importa en este mundo Bill, creí que lo sabías y que confiabas en mí.

Ambos se encontraban agitados, de un momento a otro habían empezado a gritarse y respiraban con dificultad como si el aire de la habitación no fuera suficiente para los dos.

Bill estaba confundido, sin saber en qué punto de la noche se había enfadado tanto con Tom y viceversa. Ni siquiera estaba seguro de que ese fuera el momento indicado para discutir un tema tan idiota.

Tom, por su lado, se sentía herido. Jamás hubiera imaginado que su pequeño hermano le estuviera ocultando que Redel y sus secuaces se habían metido con él. Tom siempre lo defendía de cualquiera y era algo que estaba muy claro que no cambiaría.

La mente del menor de los gemelos se nubló de pronto, sus pensamientos viajando por un rincón de su cabeza que él había luchado por mantener cerrado bajo llave. Hacía ya algunos años que sentía algo por su hermano. Cada vez que Tom se ponía en plan sobreprotector y celoso, cada vez que luchaba con uñas y dientes contra aquellos que intentaban dañarlo, Bill se enamoraba un poco más. Al principio intentó culpar a las hormonas que invadían a su cuerpo cuando tenía apenas 14 años, pero el tiempo pasaba y él no dejaba de sentirse atraído por su hermano.

Pero no había servido de mucho no contarle a Tom lo de Redel para evitar que esa parte protectora de su hermano apareciera otra vez. Ahí estaba nuevamente, revolviendo sus sentimientos más profundos. Y entonces Bill dejó que sus impulsos lo vencieran, que todo se convirtiera en un ahora o nunca.

Y Bill besó a Tom.

But now we're slipping at the edge
Holding something we don't need
All this delusion in our heads
Is gonna bring us to our knees

Bill dejó de moverse bajo las sábanas y se acurrucó lo más que pudo contra la espalda del chico que dormía a su lado. O al menos Bill creía que lo hacía.

—¿Qué haces aquí, Bill? — el cuerpo del mencionado se tensó al instante mientras Tom se daba la vuelta para encararlo. Bill sintió el aliento de su hermano contra el puente de su nariz y temió que fuera a tirarlo de la cama con una patada.

—No podía dormir.

—Bill, por favor…

—Sé que tú tampoco dejas de pensar en lo que pasó.

Eso fue un error, no puede repetirse ¿entiendes?

El menor envolvió el costado del cuello de Tom con toda la palma de su mano, acercando su rostro al de él.

—¿Quieres ver que si? — Tom no puso ninguna clase de resistencia cuando Bill cerró la distancia entre ellos, al contrario, respondió el beso casi instantáneamente. Sus labios se deslizaban sobre los del otro en una sincronía imposible, alternando roces y ligeras mordidas con el toque de sus lenguas. Eran para el otro como una droga; se habían probado una sola vez y ahora no podían parar. Se buscaban, se resistían, se negaban a sí mismos lo que sentían, pero nada era suficiente para hacerlos detenerse. ¿Por qué habrían de hacerlo si sus sentimientos eran correspondidos?

From throwing clothes across the floor
To teeth and claws and slamming doors at you
If this is all we're living for
Why are we doing it, doing it, doing it anymore

Tom cerró la puerta de su habitación a escasos centímetros de la nariz de Bill. Lo escuchaba a través de la madera pidiéndole que abriera la puerta y que hablaran de lo que acababa de suceder en el baño, sin embargo el mayor sólo quería borrar ese beso de su mente.

Se había sentido tan bien. Pero estaba tan mal.

Bill era su gemelo. Tenían prácticamente los mismos genes, la misma sangre, los mismos sentimientos. Ni en sus sueños más locos Tom habría imaginado que Bill también sentía por él algo más que un amor de gemelos. Pero ahí estaba la prueba, tangible y certera, podía sentir la saliva de Bill aún en sus labios y moría de ganas por agradecerle a su hermano ese glorioso momento. Su corazón latía desbocado como si quisiera gritarle que abriera esa puerta y terminara lo que habían iniciado. Y su cerebro tiraba hacia el lado contrario, diciéndole que lo mejor era olvidarse de que ese beso alguna vez sucedió.

La voz de Bill cesó cuando su madre salió de su recamara y le exigió a su hijo que fuera a dormir, que la fiesta había terminado. Tom aprovechó ese momento para recostarse en la cama; los oídos zumbándole y la cabeza martilleando. Esa fue la primera de muchas noches de insomnio.

I used to recognize myself
It's funny how reflections change
When we're becoming something else
I think it's time to walk away

Bill interpretó las manos de Tom en su cintura como una invitación a acercarse más, una autorización a profundizar el beso húmedo en el que se encontraban. En un instante la distancia entre ellos era casi nula y apenas lograban separarse unos segundos para tomar un poco de aire. El menor se ocupaba de no dejar que Tom se alejara y se arrepintiera, como lo había hecho algunas veces antes cuando Bill lograba escabullirse en su habitación.

—No sabes lo mal que está esto, Bill. Debemos detenernos antes de hacer algo peor. — Tom junto su frente con la de su gemelo, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

—¿El amor está mal, Tom? —el tono triste en la voz de Bill estremeció a Tom, que de pronto no sabía cómo responder a lo que su hermano preguntaba.

—Somos hermanos…

—¿Y qué? Nunca encontraré a alguien que me quiera como tú en este planeta. Mierda, Tom, no hay nadie en el universo que se compare contigo.

—No puedo hacerte feliz, Bill. No puedo ser todo lo que mereces.

Todo quedó en silencio por dos segundos, hasta que Bill dijo:

—Ya lo eres.

Trying to fit your hand inside of mine
When we know it just don't belong
There's no force on earth
Could make me feel right, no

Trying to push this problem up the hill
When it's just too heavy to hold
Think now's the time to let it slide

Las noches que siguieron al cumpleaños de Georg fueron todas muy parecidas. Bill se colaba a la habitación de Tom, se metía en su cama y buscaba la forma de tener contacto físico con él. Tom quería ser la parte razonable, intentaba rechazar a su hermano pero cada vez se hacía más difícil negar la necesidad que tenía de corresponderle todo.

Pronto se vio envuelto en una maraña de sentimientos con respecto a las invasiones nocturnas de Bill. No podía dormir pensando que su hermano podría entrar y tomarlo desprevenido, aprovechar que estaba vulnerable y hacerlo sacar todo lo que estaba reprimiendo.

Evidentemente, su lucha había llegado a un final. Había sucumbido ante Bill, ante lo maravilloso y hermoso que le resultaba verlo tan sumiso, ante los pequeños gemidos que escapaban de sus labios al más mínimo roce de sus cuerpos. Bill no estaba dispuesto a dejarlo ir ahora que sabía que todo el amor que fluía en sus venas también lo hacía en las de su gemelo.

—Nadie puede saber, Bill. Esto tiene que ser un secreto entre tú y yo.

El chico debajo de él asintió y levantó su cabeza para unir sus labios de nuevo. Si alguna vez hubo un tiempo en el que Tom hubiera sido así de feliz, no lo recordaba.
Come on let it go
Just let it be
Why don't you be you
And I'll be me
 
 
 
 
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí (:
 
Si te gustó, no dudes en dejarme un comentario aunque sea anónimo y si no te gustó pues también (lol). Una disculpa por cualquier error, soy mi propia beta y de vez en cuando se me escapa uno que otro.
 
Larissa C.B.

2 comentarios:

  1. Lari <3
    Llevaba mucho tiempo esperando leer algo nuevo tuyo y más aún algo basado en una canción de James Bay!!!
    Lo amé demasiado <3
    Ahora los miércoles van a ser el doble de geniales porque además de thtv va a ver LSOT!

    Espero la próxima actualización ((:

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    Respuestas
    1. Que hermosa Dannie, como siempre. Yo te había dicho que tenía cosas escritas con canciones de James Bay (no mentí).

      Muchas gracias por tu apoyo, te quiero.

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