Quiero empezar octubre de la mejor manera y bueno, este one-shot es de mis favoritos. Al inicio quería que fuera un long fic, pero tenía (tengo) a "Collar full" estancado y no quise meterme en más problemas.
La canción que inspiró este fic se llama
Endlessly de una magnifica banda que descubrí hace poco pero desearía haberla escuchado antes: The Cab. Todas sus canciones son asombrosas, seguro escribiré más con ellas de fondo.
Capítulo único
Las palabras en el pizarrón parecían escritas en
árabe. Bill alternaba la vista entre estas y el reloj de manecillas que colgaba
en un rincón del salón. Las 12:40 pm. Faltaban exactamente 20 minutos para que
la clase terminara y sin embargo para Bill era como si faltaran dos días. Observó
cada movimiento del minutero del reloj esperando que avanzara un poco más
rápido con cada minuto que pasaba. Confirmó la hora en el reloj de su celular
con la vaga esperanza de que en realidad fuera más tarde, pero ambas eran
exactamente iguales.
El resto de los
chicos en el salón de clases tomaban apuntes y al menos la mayoría
parecía estar escuchando lo que la profesora decía. Eso ponía a Bill aún más
desesperado y ya le era imposible contener los bufidos de cansancio que salían
de sus labios entreabiertos.
El timbre apenas empezaba a sonar y Bill fue el
primero en salir por la puerta, dejando atrás a sus compañeros que apenas
guardaban los cuadernos en la mochila. En el pasillo se encontró con otro
retraso: aglomeraciones de alumnos formando nudos humanos que impedían el flujo
de personas. Tuvo que abrirse paso a empujones, buscando huecos en los que
escabullir su delgada figura y soltando un montón de “lo siento” cuando
golpeaba a alguien más fuerte de lo que era su intención.
Se apresuró a lanzar sus libros una vez que logró
llegar a su casillero. Se miró en el pequeño espejo que tenía en la puerta de
éste, limpiándose las gotitas de sudor y acomódanse el mechón de cabello negro
que formaba su mohicano.
— ¿Por qué no me esperaste?— Bill dio un pequeño salto
de sorpresa. Girándose, se encontró a una chica diminuta que lo miraba con un
puchero.
—Lo siento, Belle. Llevo prisa. — Cerró la puerta del
casillero y tomó la mochila que había arrojado al suelo.
Comenzó a dar pasos apresurados hacia la puerta de salida
y la chica lo seguía trotando. Las piernas de Bill eran casi el doble de largas
que las de ella, pero no parecía tener la intención de rendirse. Por un momento
Bill se sintió en la escena de una película donde lo perseguía una especie de
elfo doméstico o un hobbit. Habría bromeado con eso en voz alta de no ser
porque la urgencia de salir de ahí aumentaba a cada segundo.
— ¿Qué es tan urgente? — él la ignoro, dando pasos aún
más largos. — ¡Oye, ten piedad de mis piernas cortas!
Bill se detuvo hasta que ella logró alcanzarlo. —Hoy
cumplo un año con Tom. Tengo que regresar a casa antes de las ocho así que
quiero aprovechar cada segundo. Mi tiempo es tan valioso ahora que ya me debes.
No quiso arriesgarse a que ella dijera otra cosa así
que simplemente echó a correr sabiendo que no podría alcanzarlo.