miércoles, 14 de octubre de 2015

Collar full: Uno.

El único longfic que me he atrevido a publicar está aquí. No lo había releído desde que lo escribí, creo que hace un año o año y medio y ahora que lo hice me dio mucha nostalgia cry emoji*. Comenzaré a publicarlo aquí porque quiero corregir algunas cosas y espero en dios y todos los santos que por fin lo termine.

La canción que lo inspiró y le dio nombre: Collar full - Panic! At the disco



Capítulo uno.
 
 
Definitivamente me encuentro en la cama de hotel más cómoda de la historia. Quisiera poder tener la oportunidad de dormir en ella, pero el insomnio ha decidido pasar la noche conmigo. Estoy tremendamente agotado, me duelen los dedos, las piernas, las mejillas y si el cabello pudiera doler, también lo haría.
A veces mis noches en vela me ayudan a aclarar mi mente, a darme cuenta de que todo lo que estoy viviendo es verdad. Mientras otros chicos de 16 años van al colegio e invitan chicas a salir, yo tengo una banda. Y estoy perdidamente enamorado de mi hermano menor.
Mi banda es famosa por todo el mundo. Tenemos miles de fans y muchas de ellas hacen cosas inimaginables para pasar un solo segundo con alguno de nosotros. Viajamos, damos conciertos, vamos a entregas de premios y nos pagan por vivir nuestro sueño. Es algo increíble.
Pero tener tanta atención no siempre es tan bueno como parece. Hace unas horas le dije a Bill lo que sentía por él. Le dije que lo amaba más que a un hermano con toda la naturalidad del mundo, como si estuviera diciéndole que amaba la leche con chocolate. Su respuesta fue un simple ‘yo también’ y ambos nos paralizamos. Yo esperaba cualquier cosa, que me odiara, que me gritara o que se riera en mi cara, pensando que estaba bromeando. Pero no, Bill me correspondía y ya saben lo que dicen, no hay mejor sentimiento que amar y ser correspondido.

Pero él dijo que lo nuestro no podía ser. Me hizo elevarme tan alto, creyendo que nuestro amor nos conduciría a una felicidad tan profunda que lastimaría y luego me dejó caer para estamparme contra la dura realidad. El incesto es malo, muy malo. Lo es entre padre e hija, entre hermano y hermana, es peor entre hermanos gemelos.
No comprendía. Él y yo habíamos peleado juntos contra todos los obstáculos que en nuestra corta vida se nos habían puesto en frente. Habíamos librado el divorcio de nuestros padres, los abusos en la escuela y ser tratados como niños en una industria llena de adultos que creen saberlo todo, habíamos salido casi ilesos de eso, ¿por qué no podríamos pasar una prueba más?
Antes de besarme, Bill dijo que sería la primera y la única vez que lo haríamos. No duró más allá de unos segundos, pero aquel beso marcó un antes y un después en mi vida. Yo estaba completamente seguro de que jamás tendría suficiente de esos labios y de que nunca podría besar alguien más y sentir algo así.
 
Las luces y la música eran  demasiado fuertes, el lugar me ponía incómodo y miraba mi reloj a cada minuto solo para torturarme un poco más. No estaba seguro de poder seguirles el paso a los demás.
—Tom, ¿y si bailamos? — Ria se había hecho un cambio extraño en el cabello que pasó de ser castaño a pelirrojo y se le veía fatal. Pero no se lo digo principalmente porque me importa un carajo. A Simone le entusiasma que su hijo por fin tenga una novia después de 23 años de no presentarle a ninguna chica. Mi fama de ‘player’ engaña hasta a mi madre y ella cree que ya era tiempo de sentar cabeza. Pues ella no sabe nada.
—No — le respondo, sin siquiera voltear a verla. 
—¿Cuándo te volviste un amargado? — contengo las ganas de contestarle que me hostiga su presencia y que mi vida sería considerablemente más sencilla si no tuviera que salir con ella para aparentar. Lo que siento por ella no va más allá de ese cariño que te surge cuando convives demasiado con alguien y al final terminas acostumbrándote a su presencia, aun cuando sabes que si se ausentara no habría cambio alguno en tu vida. No recuerdo exactamente cuánto tiempo hemos estado “saliendo” y realmente no es algo que haya significado algo para mi.
Salgo del lugar sin ver a ninguno de los otros. Voy a volver a casa y seguro alguno podrá llevar a Bill, no me importa. Últimamente mis sentimientos por él me han asfixiado hasta el grado de ponerme en un estado permanente de mal humor. Estoy harto de todo.
Mientras voy manejando no puedo dejar de pensar en todo lo que ha pasado desde que Bill y yo nos confesamos. Por supuesto, intenté convérselo varias veces de que podríamos mantener perfectamente una relación sin levantar sospechas, pero el muy cobarde se negó siempre. Lo odio. Odio que mis ganas de vivir estén en sus manos.
 
Lo primero que se me ocurre es hacer una video llamada con Georg. A pesar de la distancia, sigue siendo la única persona a la que puedo contarle sobre Bill sin que me mande a ver a un psiquiatra o a la cárcel, en el peor de los casos.
—Según mis cálculos, en tu parte del mundo son las 2:07 am, Kaulitz. ¿De vuelta a la vida nocturna?  — mi amigo se acomoda los anteojos y se pone cómodo en su asiento. Es bastante raro verlo sin su larga cabellera y con dos cristales frente a los ojos, pero sigue siendo el tipo que aguantaba mis bromas pesadas y pensaba que yo era el chico más divertido del planeta. Sé que está enamorado de mí aunque lo niegue.
—No exactamente.
—¿Qué paso con Bill está vez? — con el tiempo, Georg ha desarrollado una habilidad para saber cuándo las cosas no van bien entre Bill y yo incluso a través de una pantalla. Es algo comprensible pues viajamos por todo el mundo juntos más de una vez, pero Georg además tiene talento para escuchar, entender y decir cosas que en serio ayudan.
—Bueno, salimos con ‘nuestros’ amigos. También iba Ria. Y él… él no tiene ningún problema con ignorarme, ¿sabes? Él simplemente se larga con los demás y me deja con ella, es como si yo fuera una especie de chofer o sirviente, ¿comprendes? — Georg asiente y mueve su mano en un gesto que dice: ‘relájate, ¿ok?’. —Yo no sé cuál es el maldito problema. Me mudé a este país por él, cambié toda mi vida por él.
—El problema, Tom, es que tú sigues esperando que él te acepte. Que su relación vaya más allá de lo fraternal. Pero tienes que entender que no lo puedes obligar porque… —
—Eso es pura mierda. Él me dijo que también me amaba — no me gusta interrumpir a Georg cuando está especialmente filosófico, pero no necesito que alguien además de Bill me diga que yo soy el problema. Que soy yo el que tiene que dejar de aferrarse a algo que jamás podrá ser.
—Tom, eso fue hace siete años. Ustedes tenían 16 y las hormonas y la falta de una vida de adolescente normal los hizo creer que lo que sentían por el otro era algo más que un amor de hermanos. Creo que Bill ya lo asimiló del todo pero tú sigues viviendo en el pasado…
—¿De qué lado estás? Creí que habías sido tú el que dijo que tenía que luchar por Bill si era lo que en serio quería. ¿O me equivoco? — Georg peina su cabello hacia atrás con su mano derecha y evita mirarme a través de la cámara. Lo último que necesito en este momento es que alguien más se harte de mí.
—Estoy de tu lado, Tom. Por eso te estoy diciendo esto. No me siento bien sabiendo que mi mejor amigo tiene el ánimo por los suelos todos los días.
Es la primera vez que hablar con Georg no me ayuda en lo absoluto. Ahora ya no sé qué hacer para sentirme un poco mejor y dejar esta frustración a un lado. Todo sería mucho más sencillo si Bill cediera…
 
Por la mañana buscó a Bill en la casa y no lo encuentro. Su cama está intacta y presiento –estoy seguro, pero no lo quiero aceptar- que no ha llegado a dormir. Por un instante pienso que pudo haberle pasado algo malo porque me fui y no tenía como volver, pero lo olvido de inmediato. Él se quedó con alguien.
Bill se aparece a las seis de la tarde con la misma ropa de la noche anterior y unas ojeras terribles le adornan los ojos.
—¡¿Dónde te metiste toda la noche?! —intentó controlarme, pero el grito me sale solo y siento ese nudo que se empieza a formar en mi estómago. Malditos celos.
—Tuve que dormir en casa de un amigo porque alguien me dejo botado en un bar a las dos de la mañana. A mí y a su simpática novia — su voz es profunda, se nota que tiene la resaca de su vida. Eso o estuvo en la cama con alguien.
—¿La casa de qué amigo? — me mira atónito mientras se detiene frente a las escaleras.
—Un amigo. No lo conoces — él me da la espalda y empieza a subir las escaleras como si llevara plomo en los zapatos. Está loco si cree que me voy a conformar con eso.
—¡Dime su maldito nombre! —no es mi intención gritar tan alto. Mi voz es grave de por sí, gritando siento que los vecinos pueden escucharme.
—¡Se llama Matt, ¿ok?! —Sé que Bill me ha respondido porque solo quiere que la discusión no se prolongue. Quiere que lo deje en paz para poder irse.
—¿Y desde cuando conoces a ese tal Matt? Porque no puedes pasar la noche en casa de un extraño que… —.
—¡Ya basta Tom! —me interrumpe. Me mira enojado y continua —estoy tan harto de ti. Soy lo bastante mayor para cuidarme solo y si de verdad te preocupa que pase la noche en casa de algún extraño, entonces deberías considerar no abandonarme en mitad de la noche sin un centavo para volver a casa.
—No quiero que te pase nada, ¿está bien? —camino hacia él mientras hablo, intentando lo mejor que puedo tranquilizarme. —La ciudad es peligrosa, tú sabes que si algo llega a pasarte, yo… — pongo mi mano sobre su hombro y él se retira al instante. Quiero tocarlo, quiero abrazarlo, quiero decirle cuán importante es para mí. Todo el enojo en mí se desvanece tan rápido como surgió y en un instante el arrepentimiento por hablarle a Bill de aquella forma ocupa su lugar.
—Ya sé a dónde quieres llegar — su vista está en el suelo y sus manos aferradas al barandal de la escalera —entiende que lo que quieres de mí no lo vas a obtener nunca.
Bill huye antes de que pueda decirle algo más. Ojalá él comprendiera que lo que siento por él no se puede borrar. Y no me importa si han pasado siete años, mis sentimientos van más allá del tiempo. Normalmente la gente se enamora y recuerda el día en que esa persona llegó a su vida para cambiarla por completo, pero… ¿cómo voy a saber eso yo? Bill no llegó a mi vida, él estuvo en ella desde el verdadero principio, yo no he conocido una vida sin Bill y definitivamente no quiero conocerla. ¿Cómo hago para dejar de amar a alguien que es parte de mí, con quién lo he compartido todo?
 
Sentir su rechazo es definitivamente la batalla más dura que me ha tocado vivir. Y es aún peor porque no lo tengo a él para pelearla conmigo.
 
 
 
 
 
Bueno, ese fue el primer capítulo. God grant me the serenity to finish what I started!
 
 
Larissa C.B.

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