Este año los Kaulitz pasaron su cumpleaños en la ciudad donde nací y crecí, mi muy adorada Ciudad de México. Por cosas de la vida y del destino yo no pude estar ahí, pero no pude desaprovechar la oportunidad de escribir sobre eso porque bueno, no todos los días tu otp festeja su cumpleaños en tu país.
Son dos capítulos; el de Bill y el de Tom. Ambos son cortitos, pero espero que los disfruten igual (:
Capitulo uno.
I wanna
dance by water 'neath the Mexican sky
Drink some Margaritas by a string of blue lights
Listen to the Mariachi play at midnight
Are you with me, are you with me?
Drink some Margaritas by a string of blue lights
Listen to the Mariachi play at midnight
Are you with me, are you with me?
-Lost frequencies,
Are you with me.
Querido
Tom:
En
serio espero que no estés haciendo lo que se te da la maldita gana como siempre
y leas esta carta como y cuando te dije. No la leas antes de nuestro cumpleaños
26 y no lo hagas tampoco frente a mí, te lo advierto.
Para
explicarte como me siento ahora, creo que debería comenzar hablando sobre el
día en el que empezó todo esto para mí. Me refiero al día en el que de verdad
sentí que algo en mi corazón o en mi hipotálamo o en donde mierda que se
guarden los sentimientos dio una vuelta de trecientos sesenta grados. No sé
-porque nunca me he atrevido a preguntar- cuando fue que te pasó a ti, pero en
mi caso fue en las vacaciones de invierno que pasamos en casa de la abuela a
los 13 años. Esos días fueron de los últimos que tuvimos como pubertos que
vivían aún en el anonimato, lejos todavía de la locura que nos esperaba cuando
fuimos catapultados a una fama que habíamos ansiado pero que jamás creímos
alcanzar.
Tú
siempre has sido el fuerte, casi como si esos diez minutos de diferencia al
nacer te hubieran preparado mejor para el mundo que a mí. Lo curioso es que a
ti siempre te ha gustado ese papel; el hermano protector, el mejor amigo que
sabe escuchar, el novio celoso. Eres todo eso y más, Tom. A veces me pregunto
qué habría sido de mí si tú no hubieses nacido conmigo y me dan escalofríos de
solo imaginarlo. No sé a quién deba agradecerle por tenerte, Tom, pero lo hago
cada día. Gracias a Dios, al destino y a la fertilidad de Simone Kaulitz.
Ese
día tú querías quedarte en la casa de la abuela porque afuera hacía mucho frío.
Yo quería salir porque adentro olía a naftalina y estaba muy aburrido. En ese
entonces teníamos sólo un perro, Scotty, que ya estaba algo viejo y si salía a
caminar al hielo se le engarrotaban las patas y había que cargarlo de regreso.
Insistí un poco y tú cediste como siempre lo haces. Porque me consientes
demasiado, Tom.
Scotty
andaba muy lento y yo era impaciente, así que te dejé atrás con el perro y eché
a correr por la nieve. La última vez en casa de la abuela había sido 6 años
atrás y yo apenas recordaba los alrededores. Sabía que había una pequeña laguna
no muy lejos de ahí que se congelaba la mayor parte del año donde solíamos
patinar cuando la capa de hielo podía sostener nuestros cuerpos blandengues.
Pero estábamos dando el estirón, crecíamos casi dos centímetros por mes y
además teníamos mucho cabello. Recuerdo que lo último que vi antes de que el
hielo se rompiera y yo cayera al agua helada fue como tú estabas distraído
acomodando la correa del perro, así que fue imposible que me vieras caer y
estabas muy lejos para escucharme gritar. Es más, ni siquiera recuerdo si lo
hice.
La
mejor parte de tenerte como gemelo, Tom, es que eres impredecible. Pero no en
una mala manera como enfadándote sin razón o comprando otra marca de café
cuando yo no estoy, sino en la buena forma. Si yo me pongo histérico y te
grito, tú tiras una broma como señuelo y yo la atrapó casi al instante y me
olvido de por qué diablos me había enfadado. Tu espontaneidad, Tom, es una de
las cosas que mantienen esta relación en pie. A veces pienso que soy tan
fastidioso, que exijo tanto, que un día te vas a hartar de mí y decidirás que
no valgo todo el esfuerzo que haces por hacerme feliz. Me aterra perderte, Tom.
Me aterra tanto.
Mis
piernas y mis brazos se congelaron casi en el instante en que me vi sumergido
en el agua. Hacía tanto frío que el hielo que acababa de romper comenzó a
formarse otra vez rápidamente. Pensé que iba morirme, incluso me imaginé que
pasaría contigo si yo lo hacía y tuve miedo. No por el hecho de que no pudieras
seguir sin mí, sino porque pudieras
hacerlo. Tú eres el fuerte, Tom. Yo soy el débil que no podría resistir ni un
segundo en un mundo donde tú no existieras.
La fama hace que tu vida tenga dos caras. Una
es la que todos los que no te conocen de nada creen que tienes y la otra es la
realidad. Estoy seguro que en la nuestra ambas versiones son bastante
diferentes. La gente piensa que nuestra creatividad se limita a la música pero
no es así, también la usamos en nuestra privada: ahora somos expertos en
desviar la atención de lo que muchos ya sospechan sobre nosotros. Podemos
apaciguar rumores que tienen mucho de reales con una simple foto, una
declaración vaga, una novia falsa. Somos un equipo, Tom, siempre lo hemos sido.
Tú
estabas a mi lado cuando desperté. El abuelo movió el sofá lo más cerca posible
de la chimenea y me cubrió el cuerpo con una montaña de mantas. Tus manos
cubrían la mía bajo la tela y estabas profundamente dormido en la posición más incómoda
de la historia, sentado en el suelo. Tú me salvaste, Tom. Quizá no fue la
primera vez, ni la última, pero fue la más especial porque ese día de verdad
estuve cerca de morir de pulmonía. Mamá me repitió muchas veces en el futuro
que si tú hubieras llegado un minuto después, hubiera sido demasiado tarde
porque mi corazón ya habría estado congelado. Tú nunca lo aceptas, dices que
fue Scotty el que comenzó a ladrar desesperado y fue él quien te llevó al punto
exacto donde me encontraba. Pero eso no habría servido de nada si tú no
hubieras estado ahí para golpear el hielo hasta romperlo y sacarme de ahí.
Todos
los recuerdos que tengo son a tu lado, Tom. Y me alegra saber que si pudiera
recordar algo de cuando aún no salía del vientre de mi madre también estarías
ahí. La pregunta es, ¿cómo no iba a enamorarme de ti? Sabes que lo intentamos.
Es decir, enamorarte de tu hermano gemelo no es la cosa más cotidiana en el
mundo y mucho menos la más aceptada. Estábamos asustados y tanto tú como yo
buscamos en otras personas lo que ya habíamos encontrado en el otro, algo que
obviamente nos resultó imposible.
El
presente me gusta más. Nos resignamos. Nos dimos cuenta de que muy poca gente
tenía la suerte que tenemos nosotros; la de nacer con tu alma gemela. ¿Pero
sabes qué es lo mejor? Que hay gente allá afuera que nos apoya, que comprende. Tú lo has visto, te lo he
mostrado. Esos comentarios de fans que logran ver lo que tanto intentamos
esconder. Creo que al final no somos tan discretos como pensábamos, ¿no?
Y
luego están Georg y Gustav, que a veces incluso nos ayudan con el teatrito. Y
Ria, que aunque ignora gran parte de lo que sucede y se inmiscuye en cosas que
no le importan, ha sido la mejor idea que hemos tenido en mucho tiempo.
Perdón,
Tom, sabes que a veces me voy por las ramas cuando hablo. Pero finalmente
quiero hablarte de cómo me siento justo ahora. La tercera parte del tour inicia
en dos días y escribo esto con anticipación porque después estaremos tan
ocupados que no podré hacerlo. Vamos a pasar nuestro cumpleaños en México.
Ambos sabemos que será una noche increíble porque en México hay fans increíbles
y sé que será uno de los mejores cumpleaños que hayamos tenido. Cuando leas
esto esa noche ya habrá pasado y estoy seguro de que sonreirás y asentirás
porque soy malditamente bueno viendo el futuro. Nuestros cumpleaños siempre han
sido especiales, pero esta vez te tengo un regalo que seguro amarás (lo amaste,
¿no es así? Fue idea de Georg, algo tan cursi tenía que ser idea de Georg).
Te
amo, Tom. Y sé que no importa donde pasemos un primero de septiembre mientras
estemos juntos. Quiero agradecerte por cada instante, por cada sonrisa, por
cada pelea y cada reconciliación, por hacerme ser el hombre que soy, por todo
lo que haces por mí. Por hacerme feliz, consciente o inconscientemente.
Gracias
por amarme y por permitirme amarte, Tom. Eres lo mejor que pudo pasarme en la
vida.
Siempre
tuyo,
Bill.
Esto es todo, quizá la siguiente semana ponga el segundo capítulo <3
Larissa C.B.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario